Arturo y Pilar nos llamaron por teléfono una mañana para comentarnos que tenían una inmensa colección musical de CDs y vinilos desperdigada por diferentes sitios de sus casa, y necesitaban reagruparla y ordenarla de forma que volviera a ser abarcable. El lugar era el salón, presidido por un colosal equipo de sonido. Había que estudiar todas las posibilidades del espacio, encontrar soluciones ajustando al milímetro su capacidad. Esto nos hizo pensar en un inmenso colage, un mosaico de colores producido por la acumulación de los lomos de las cajas de metacrilato. Así llegamos a la idea de El Muro de Sonido en clara alusión a Phil Spector y su densidad sonora por acumulación, en la que varios instrumentistas tocaban al unísono añadiendo capas de arreglos hasta alcanzar proporciones orquestales. Ese fue el efecto que buscamos llevado a un terreno de composición visual.
Al mismo tiempo, con una ocupación mínima en profundidad, y con poderosas afirmaciones verticales en la composición, lejos de caer en un espacio abarrotado y opresivo, conseguimos elevar visualmente esa pared, proyectarla hacia arriba para que fuera ligera. El resultado es escultórico, y un trabajo del que estamos tremendamente orgullosos.
La sorpresa es que habiendo dado cabida a los 3500 CDs que nos indicaron, aún queda por otros lugares de la casa otro tanto… así que ya estamo trabajando en una secuela de este proyecto..