Coordinado por Carpintería Expandida en la organización de talleres para generar contenidos.
Composición del artista miguelangeless y documentación de Maite Camacho.
Proyecto de socios de taller omnívoros en colaboración con SMartIb y Escuela de Arte la Palma.
Agradecimientos a Ángela Pérez, Nerea Gómez, Luis Antonio Sastre y Juan
Por ello comprendimos que era fundamental hacer que se apropiaran del proceso para generar en ellos una identificación total con el resultado final. Con tal propósito proyectamos una serie de talleres didácticos y evolutivos que se irían superponiendo mediante la utilización sucesiva de resultados.
Aprovechamos las tres divisiones establecidas (infantil, primer y segundo ciclo) para organizar tres programas de trabajo diferenciados.
Contamos con la espontaneidad y menos condicionamientos de los de infantil, y dejamos que fueran ellos los que marcaran el punto de partida. Utilizamos las temáticas de medio ambiente y reciclaje, que habían vertebrado la programación del centro en los años anteriores, para que nos dieran una primera muestra de cómo ven ellos las cosas y pudieran describirnos su mundo.
A continuación trabajamos con el primer ciclo, conscientes de que por ser más mayores y haber participando ya de la idea de ‘dibujar bien’ su trabajo iba a ser menos espontáneo. En esa edad los menores suelen haber aprendido a representar los objetos cumpliendo con las expectativas de los adultos, incluso terminan por repetir una misma figura generalmente extraída de programas televisivos y que ha sido alabada como muy bien ejecutada. Es decir, las niñas y niños están condicionadas por lo que les han dicho que está bien.
Debido a todo lo dicho recurrimos a ejercicios inspirados en las propuestas que ya pusieron en práctica las vanguardias artísticas y todos los procesos creativos que han sucedido, tipo: pintura automática, cadáveres exquisitos… Concluimos que lo mejor para el propósito que pretendíamos era que por parejas, teniendo uno de los alumnos los ojos tapados, otro describiría alguno de los dibujos de infantil, quizás un fragmento o una parte que le resultara más interesante. Lo hicieron sobre un pliego de papel vegetal de gran tamaño con un color de su elección, con ello y debido a la incapacidad de ver y a cierta confusión que se genera por estar pintando bajo las instrucciones de un compañero, los dibujos se escalan y crecen, algo que en esas edades es difícil ya que tienden a reducir y desaprovechar el espacio disponible. Además, al tener los ojos cubiertos y depender de otra persona, se ven confiando y empalizando entre ellos. Los resultados son sorprendentes, una facultad que fomenta sus ganas de crear. Además una vez que el primer miembro de la pareja ha pintado, intercambian roles y es el segundo el que pinta sobre el mismo papel. Finalmente en este punto tenemos un dibujo compuesto de dos líneas y dos autores, sintético pero plenamente descriptivo y que además proviene de un dibujo hecho por niños más pequeños de los que por tanto es posible aprender cosas.
Todo el material resultante de los talleres fue transferido al ilustrador y artista plástico Miguel Ángel Ballesta, quien partió de una premisa base, consistente en reflejar el proceso llevado a cabo y su evolución al pasar por los diferentes grupos de edades. Así, él partió del camino que empieza desde la puerta del colegio para que lo que denominó una gran explosión de color funcionara como simiente del mural, exactamente como el dibujo de los más pequeños se fue transformando en otras cosas durante el trabajo en aula. En esa primera parte del muro, formas figurativas se fueron disponiendo hasta la primera esquina en la que justo donde aparece el sol, las líneas comienzan a mezclarse con masas informes de color y dibujos muy lineales, que van progresando y evolucionando en formas más grandes y complejas hasta el lugar donde se acababa nuestro lienzo y que era justo donde empezaba la tapia del instituto. Así que la composición comenzaba con los dibujos de los menores en la puerta del colegio y terminaba con la de los mayores justo donde dan el salto a un nuevo ciclo educativo.
Paradójicamente, la ejecución de los dibujos de los más pequeños era mucho más compleja de realizar debido al trazado y escala de la misma por lo que invertimos los papeles y fueron los más mayores los que quedaron a cargo de la tarea, a su vez los medianos quedaron encargados de rellenar las formas de los otros y por último llegamos a la conclusión de que esa explosión inicial podría hacerse estampando las manos de los pequeños de 3 y 4 años. Así que cruzamos todas las tareas adjudicándoselas a los grupos de edad a las que no correspondían, y con ello conseguir un grado mayor de colaboración entre ellos.
Toda la composición y procesos de los talleres de primer y segundo ciclo está hecha con sólo tres colores: cían (azul), magenta (rojo) y amarillo. Para cualquier diseñador o trabajador en artes gráficas estos colores son familiares ya que son de los que se puede extraer cualquier otro color. Nuestra premisa era que no se mezclaran materialmente pero que pudieran dar lugar a otros colores. Es decir, si pintamos dos líneas paralelas, una cían y la otra amarilla, nuestro ojo percibirá una línea verde. Era importante que se comprendiera cuanto puede hacerse sólo con tres colores, y que lo que podía parece una limitación es en realidad un abanico de posibilidades. Estos tres colores combinados con el blanco y el negro logran una intensidad y fuerza especialmente interesante.
Proyecto en colaboración con taller omnívoros y el artista e ilustrador Miguelangeless para la intervención de las tapias del colegio Pradolongo.